CARACTERIZACIÓN JUGADOR PATOLÓGICO

La diferencia entre un juego no problemático y el juego patológico estriba en la capacidad de la persona para controlar de forma voluntaria su implicación en el juego, para dejar de jugar cuando lo desee. Sin embargo, en los jugadores patológicos la percepción de este control está frecuentemente alterada.

Se puede caracterizar el juego patológico como “una enfermedad adictiva en donde el sujeto es empujado por un abrumador e intolerable impulso de jugar. El impulso persiste y progresa en intensidad y urgencia, consumiendo cada vez más tiempo, energía y los recursos emocionales y materiales de los que dispone el individuo. Finalmente invade y a menudo destruye todo lo que es significativo en la vida de la persona”.

La evolución hacia la conductas de juego lúdico hasta el desarrollo del juego patológico se caracterizan por una espiral de deterioro  progresivo. Inicialmente la persona se acerca al juego para divertirse o pasar el rato, incluso puede que con el objetivo de ganar dinero de forma más rápida y fácil. Posteriormente empieza a jugar de forma sistemática y cada vez más frecuente, en parte por el placer del juego por el propio riesgo que conlleva y la situación de reto que supone dominarlo. Esto suele provocar pérdidas económicas cada vez más importantes. Cuando las pérdidas se acumulan y no se tienen más recursos, el juego se convierte en la única solución posible para recuperar las pérdidas, con lo que comenzará a buscar más dinero para recuperar todo lo que ha perdido hasta la fecha.

Los pensamientos erróneos sobre la supuesta capacidad de controlar el juego: ilusión de control, guían esta actuación,, pero los resultados no cambian y el endeudamiento es cada vez mayor. A medida que la implicación avanza, las conductas y pensamientos están más centrados en el juego, interfiriendo con todo aquello que no tenga que ver con el mismo, por lo que los aspectos profesionales y personales quedan sometidos al interés por el juego.

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